MATERIAL DEL TEMA I: AMERICA Y SU CONCEPTO
La metrópolis española cuando tipificó a América, la concibió como un
 mundo atrasado. El norte era establecer la civilidad. El
mosaico de culturas y de lenguas diferentes de América, debía ceder a la idea de
progreso y de
evolución.
España nunca pensó en la diversidad cultural de las sociedades indo-americanas. Se habló más bien de Hispanoamérica, y con ello la intención   era   resaltar  la  fuerte
 influencia
 y
 el  dominio  que  el
cristianismo y la lengua castellana habían impuesto en el continente.
En
líneas generales se puede decir lo mismo para la cultura brasilera.
El
portugués era la referencia, las lenguas indígenas sencillamente no contaban.
La antropología en sus escuelas
en
América Latina
nunca pensó en la
 pertinencia de estudíar lo diferente. Los registros simbólicos,
espirituales y lingüísticos de los pueblos indígenas eran considerados
irrelevantes,
 como  para  formar  parte
 de  un
 saber
 que
 se  debía
conservar.
El   concepto   de   América   Latina   subrayó   el   esfuerzo   del
pensamiento                metropolitano  por           conformar     un   modelo   teórico- metodológico que fuera capaz de dar cuenta del tronco común latino que existía  de
 este lado del mundo. Sin embargo pone de lado lo
referente
al legado cultural de
los pueblos indígenas
y africanos.
Dentro de este mosaico cultural era necesario que la ciencia
hiciese
 un  rastreo
 minucioso
 que
 fuese  capaz  de
 dar
 cuenta  del pasado. La historia sin duda no había comenzado con la llegada del
hombre europeo a este continente.
 La antropología
ha demostrado
que antes de la llegada de la cultura europea hubo una larga historia que se remonta a quince
mil (15.000) años.
Los métodos arqueológicos, tanto los experimentos realizados con el carbono catorce y la termoluminicencia, han demostrado que tenemos una cultura de larga data. La antropología ha estudíado los
pueblos     costeros               indígenas               venezolanos,              así                   como           también   la civilización Timoto-Cuica, y otras.
América fue un tipo de sociedad donde la regla fundamental no era  la   existencia  del  Estado
 Nación;  sino  que  hubo
 más
 bien
culturalmente  centros de      poder                         distribuidos   con      arreglo           a       lo
geográfico  y  a  los  segmentos
 culturales.
 Sin  embargo
 hay
 casos diferentes dentro de esa variedad político-estructural como es el caso del Imperio Inca en donde hubo una especie de Estado Central y un poderío simbólico atribuibles al Inca y a sus descendientes directos,
esto indica la existencia de un complejo
 cultural donde la matriz fundamental siempre ha sido el
ejercicio del poder.
El mal, la intolerancia y la dominación no provienen tan sólo de
la  presencia
 del hombre europeo en el vasto territorio de América,
sino que desde muy remotos tiempos la complejidad de las culturas demostró diferenciaciones y  juegos de poder. A este respecto se ha hablado
 –retomando  los  conceptos
 clásicos
 de  la
 filosofía-
 de  la
naturaleza humana y de la condición humana. Es menester revisar la
literatura que
a este particular
ha legado Hannah Arendt.
Europa    siempre    ambicionó   un   pensamiento   único.    Los
pensadores clásicos de la filosofía concibieron la vida del espíritu como un
 largo
 proceso de maduración. El espíritu absoluto (G.W.F. Hegel) había descendido sólo en las culturas desarrolladas, los otros
residían en la primitividad.
La idea de minoría de edad se impuso. Los indígenas fueron tomados bajo el cargo y la responsabilidad de las misiones cristianas con el objeto de civilizarlos, este proceso empezaba enseñándoles la
religión cristiana
y sus referentes
culturales.
Occidente    se    erigió    como   la    cultura    superior.    Incluso
pensadores
 como  Carlos  Marx,  en
 tesis  sumamente  discutibles, pensaron  que  era  necesario  que  la
 cultura
 europea  arrasara  las
formas clásicas de la civilización hindú. Había que seguir las formas tradicionales          de        desarrollo      del    capitalismo.       Esas  leyes                         nunca respetaron las diferencias culturales.
Venezuela es un ejemplo ilustre de cómo los indígenas fueron
vencidos con la cruz, con la pólvora y con los arcabuces, ese proceso
se  dio
 dentro
 de  un
 marco
 de  resistencia  cultural
 violenta.
 Las
atrocidades más espantosas se practicaron aquí. Los indígenas eran empalados,
 como  lo  refiere  Fray   Bartolomé   de  las  Casas,  eran muertos para ofrecerle su carne como alimento
 a
 los canes de los
dominadores. Esto se hacía porque se consideraba que estos pueblos
indígenas no tenían alma, de allí que no era un problema moral la
muerte de estos seres.
Hombres como Fray Bartolomé de las Casas defenderán a los
pueblos aborígenes del genocidio al cual fueron sometidos. La cultura europea  practicó  no
 sólo  el
 genocidio
 sino
 también  el
 etnocidio. Producto de que los pueblos indígenas latinoamericanos comenzaron
a diezmarse, se hizo necesario traer la  mano de obra africana. El
modo de producción que gobernó a estas sociedades fue el esclavista, aunque se pueden discutir distintas tendencias en relación a  estas
conceptualizaciones.
Venezuela ve emerger la resistencia indígena en hombres como Guaicaipuro,  Tamanaco,  Paramaconi,
 Chacao,  Carapaica  y  tantos
otros  que  sería  largo  mencionar.  De
 Guaicaipuro
 se  dio
 cuenta incendiándole  su
 choza
 muriendo  asesinado
 bajo
 el  fuego
 de  los arcabuces.      Dos                    lógicas            culturales   se   enfrentaban,   las   flechas,
cerbatanas y macanas contra la pólvora, los caballos y los perros. Tamanaco  moriría
 en un  combate  desigual  contra
 un  Mastín.
 La civilidad había traído y
aportado su
violencia.
También las culturas africanas recibirían de lo suyo, el Negro Miguel, en  1515 se levanta en el pueblo de Buria contra Diego de
Losada, se declara rey, unge a su mujer Giomar como reina y a su
hijo como príncipe. Este experimento fue prontamente derrotado por Diego de Losada, costándole la vida a Miguel y a los suyos. Dentro de
la tradición cultural venezolana la figura del Negro Miguel  no ha
desaparecido, subsiste en el imaginario religioso tomando su lugar en la santería, la corte indía y el culto a María
Lionsa.
La historia ha demostrado como tenor, que la violencia es una constante
 en el proceso de conformación de las sociedades. Carlos
Marx          dijo en    el       Manifiesto           Comunista    que              la                 historia  de           la
humanidad, no era
otra cosa que
la historia de
la lucha de clases.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario